Yolanda Mariana Velázquez Preciado
Yolanda Mariana: Susurros de Identidad en Colores Ancestrales.
Originaria de León, Guanajuato, Yolanda Mariana, en su tercer año de bachillerato, ha descubierto en el arte un espejo del alma: un portal profundo para desentrañar su esencia y tejer lazos invisibles con el mundo. Desde la tierna infancia, la creatividad ha sido su brújula, entrelazando el hechizo de la lectura —páginas que susurran secretos— con la gracia etérea del ballet y el jazz, que danzan como preludios a su pasión mayor: la pintura, ese elixir que transforma el caos en armonía.Su formación artística ha florecido en la Casa de la Cultura “Efrén Hernández”, un jardín de experimentación donde ha domado técnicas como la acuarela que se desliza como un río de recuerdos, el carboncillo que esculpe sombras íntimas, el pastel que acaricia con suavidad efímera, el acrílico que estalla en vitalidad, el lápiz que traza mapas del corazón y las texturas mixtas que invocan la rugosidad de la tierra. Sus obras han resonado en los espacios sagrados de León: las Casas de la Cultura, el Centro Cultural “El Carmen” y la Universidad de Guanajuato, campus León. Allí, presentó una muestra que erigió el patrimonio cultural como estandarte, un llamado a honrar la identidad y la memoria colectiva a través del arte, ese hilo dorado que une generaciones.Yolanda Mariana es una soñadora mexicana que rescata leyendas y tradiciones como tesoros enterrados, reinterpretándolas en lienzos que palpitan con vida. Su obra es un tapiz de identidad cultural y memoria colectiva, donde lo histórico se funde con lo emocional en un abrazo eterno. Maestra en gises pastel sobre opalina, maneja el color con la delicadeza de un suspiro y la textura como un eco de mitos. Su estilo destila sensibilidad pura: personajes y leyendas que emergen con la melancolía de un atardecer guanajuatense y la fuerza indómita de las historias populares, transmitiendo emociones que invitan a pausar, a sentir, a recordar.Para Yolanda, el arte es un bálsamo en el torbellino cotidiano: un mensajero de paz y felicidad que ilumina las grietas del alma. En sus sueños, murales grandiosos se alzan como lenguajes universales, inspirando transformaciones, abriendo perspectivas inéditas sobre la vida y el yo profundo. Con cada trazo, Yolanda no solo pinta; siembra semillas de descubrimiento, recordándonos que en el lienzo de lo cotidiano late el infinito: un convite a danzar con nuestras raíces, a hallar la luz en la sombra de lo eterno.
Título: "La llorona, leyenda de mi gente"
Medida: 30 x 30 cm
Técnica: Gises pastel sobre opalina
País: México.
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